martes, marzo 13, 2007

CAMINANDO A PASOS SOSEGADOS HACIA LA VICTORIA

La oigo suspirar. El trecho es recto y la luz se cuela por
la ventana mal cerrada. Sonidos de furia que acallan
la prisa. Pero hoy no. Hoy ella no es yo.
La oigo entrar. Suelta su germen en mí, como un ca-
dáver de voz que se apresura a encerrar los cerdos.
Palabras de amor.


Algo gira que tiene tu nombre. El mío y el tuyo, en un
sueño mutuo, acompasado por un ir y venir envuelto
en pecado.
El paraíso de vuelta.


Cuando quiero relegar la cifra. La boca me queda pequeña.
Jugo de piel. Margen tostada. Historia nefasta.


Algo viene de mi interior. Palpita el deseo. Se calma la
voz. Respirando temprano para dar con el centro.
La otra voz. La siguiente vía.


La oigo suspirar. Y yo también he perdido parte
de mi vitalidad.
La luz se cuela por la ventana mal cerrada.
Ahora ella no existe. Ahora soy yo solo frente
a un espejo en la pieza de mis padres.


Cubro el cuerpo. Me siento un muerto.

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