martes, marzo 13, 2007

LA LUZ OFUSCA MI MEMORIA

I.

Imagino que alguien llora, mientras le crecen sus alas y muda de piel.
Suele pasar, suele pasar.


Ante la ausencia del color, un sol deforme se derrite para cubrirnos los ojos de luz.
Pero lloramos por el ardor, y él sigue jugando en el cielo, en el cielo.


Hay una voz en mi memoria eterna que reparte bendiciones a cada sombra amiga.
Pero con sus restos jóvenes, aún no se puede formar una pila de recuerdos.


Si hoy bajo a tu propio túnel.
Y entre los días ya no hay secretos.
Y la música que suda tu piel.
Se llena de fragmentos de amor líquido.


Si dentro de cualquier corazón.
Habitara un duende ciego, pero de grandísima sabiduría.


Y una luna acechara, diariamente, con entrar a nuestras órbitas.
¿Le creeríamos?


II.

Una nube deja sembrado el silencio en nuestros márgenes.


La última visita es sólo un magma delicado y tímido con el aura siniestra y lúgubre.


Todos lloran frente a la pared marchita, pero nadie le acaricia su flor.


Con cada paso otro es dejado a un lado.


Cortando las raíces que mantienen a la espera un resultado emotivo.


Creyendo que todo estará mejor ahora.


Ahogándome en la propia risa.


Pidiéndole a alguien que no existe una explicación.


Como si algo diferente creciera dentro de estas palabras.


Un recuerdo, un silencio, un amor tal vez.


Tan pronto como para saber que ya es demasiado tarde.

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