Te veo dentro de un sueño.
Media luz y la vela envejeciendo.
Sin pausa, sin rebelarse.
Sumida en una tenue vibración clandestina.
Y comemos algo que alguna vez, no hace mucho, contuvo vida.
ya no hay ningún ciclo que repte en esta agonía hechiza,
la mía, la tuya, la del cálido cuerpo que se desnuda y que no toco,
excepto con la lengua porosa de mi mirada bífida.
Gritándome en culpa, lacerándome en recuerdos.
De mi boca la herida abierta
De mi sombra una historia indefinida
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