jueves, marzo 15, 2007

CÚMULO DE VOCES

Cuando estoy desnudo, cerca de la muralla,
y el mundo pareciera derretirse, y
cuando la velocidad de la voz es condenada a
servir de centro para la corrección de un sueño.
Cuando terminar la fe en la sangre es
un paradigma que la sed no comprende.
Y cuando hay que entregar esa sangre
una vez más a su dueño,
las heridas lamen el camino que he palidecido,
que he encontrado,
que me he encontrado
en mitad de camino con un humor de sueño.
Y caigo.
Abatido sin alas.
Recordando el juego en que la mente puede servir de
puente para un recuerdo.
Las lágrimas tienen la fortuna de convertirse
en escalones a la dulzura.
Y mi mirada sigue derritiéndose entre los frágiles
recuerdos de un hatajo de señales.
Y ya no estoy de acuerdo con nada de lo
que ustedes se fijan.
Y continúo aquí.
Disolviéndome como un fantasma por entre las
agrias grietas de una mente prestada.
Y ya no soy.
Y ya no estoy.

No hay comentarios.: