Debajo de mí, el silencio de sueño.
Un poco más allá, la piel desordenada, esperando.
Aquí, en este momento, luz crepitante que no teme crecer y crecer
Hasta llegar al centro y devorarlo absolutamente todo.
Cae la noche,
Y no hay nadie a quien decirlo.
Mientras una voz corriente va impresa en la letanía del tiempo,
Escucho unos pasos untados de prisa correr tras el mensaje.
Ha llegado la noche,
Y el mundo se prepara para una fugaz mirada
Alrededor del fuego.
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