Aún tiemblo frente a la emoción tuya.
Aún sonrío como un templo de confesión.
Delicada y familiar.
Caricia de velo infinito coloreado caracolado.
Ahora inicio un capítulo nuevo, sin marcas, sin límites, sin voracidad.
La ciudad con su sueño convertido en nosotros.
Y no hace ruido.
Porque aún hay alimento en la quietud perenne.
Y se edifica una piel en contravía del demonio.
Y cada flor a mutar en ala.
Porque todo vuelo llega desde ti.
La ciudad es testigo.
La voz soy yo.
El nudo se desata.
La pasión fluye con fuerza, constancia y destino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario