Soy nuevo,
pero aún no estoy aquí.
a duras penas
escupo una sonrisa
en el silencio
vertiginoso de la
columna de humo sedosa.
más tarde,
para presagiar el encuentro
de una lamprea en
una botella vacía.
Paisaje bello y abierto,
hasta rodear el pasado
con un manto de ubres moradas,
hechizadas por la voz
del reducidor de cabezas.
en el telar del entretiempo
angustiada espera por
reconocer con qué ritmos
viene pensando el futuro;
pies enormes que marchan
al viejo ritmo del jungle,
y sueños exhumados de la
sutil inocencia del ya no
hay nada que hacer.
la posible pasta desecha
en mi cerebro, trato
y corrijo y digo, pero
siento que aún no estoy aquí.
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