martes, marzo 13, 2007

(PRUEBA DE SONIDO)

“All along the tomb
secret in the ruin”
1,000,000-r.e.m.


Me entero alrededor. La voz es una sola, delicada y repetitiva; bella y silenciosa como porcelana al interior.
Su silbido me quema. Me destroza cadavéricamente en planas que agudizan el instinto. Un destino de carga & luz que fluye salvando los recodos.
Esa nota paralela. Ese objeto único de placer. Los datos son cuentas de otra existencia parecida. Una caja de alboroto, que al dar la espalda, escapa al abrirse.


Ahora estoy solo. Entra a escena un maquillaje espectral. La sola consumación es de otro tiempo, a lo largo de una tumba, pura bulla hechicera, los secretos llevados a la ruina, porque ya nadie responde. Excepto un arco. Excepto una ralentización con palabras que han entrado en desuso.


Mis manos vacías. Imaginación sin responsabilidad. Clara muestra de un propósito que se llena de espejos, verdades reales intentando ocultar una verdad falsa, una ligera repetición, marca registrada tallada en madera, pero desastrosamente irreal al fin y al cabo.
En esta oscuridad, no hay un momento para acercarse.
En esta visión, ya no hay con quién platicar de antaño. Ni siquiera el presente. Ni siquiera en presencia.


Los restos son soledades abandonadas. Los justos pagan por los solitarios, el motivo aparente, deslumbrado, el ciclo diminuto, repetido por plagas.


La noche ya casi arropa su propio destino. Cobija amplia de ternura. Cadáver exorcizado en plena feria. Fiesta de dos a.m. en hora colombiana. Un último rezagado para disputar la claridad de una cordialidad o páramo.


Aquí la tumba yace vacía.
¿Quién dijo qué?


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